Después del parón vacacional, volvemos para enseñaros los muebles de un recibidor rústico, por supuesto, todos han sido restaurados o reciclados en nuestro taller.
Su procedencia, diversa, traperos, comercios de segunda mano y en algún caso «a mi no me sirve, ¿ y a ti?».
Del primero que vamos a hablar no tengo foto del antes. Una pena, no sólo porqué sé que gusta ver el cambio sino porqué mereció la pena. Tengo que confesar que le tengo un gran cariño, fué mi primer mueble restaurado de tamaño considerable y quedé muy contenta con el resultado.
Tenía un gran agujero en uno de los laterales, barnices y más barnices… le habían dado a la madera un tono rojizo, bastante feo, pero nada mas verlo me gustó y mucho…
Se lijó completamente hasta quedar la madera «lavada» y necesitó un tinte para unificar los diferentes tipos y colores de madera que iban apareciendo.
Los cajones, gracias a esos cristales dejan ver el tapizado que se realizó detrás, tonos cálidos, inspirados en la tierra, en la naturaleza…con el mismo tejido se cubrieron las paredes de los laterales.
Manos y manos y más manos de goma-laca, aplicada con muñequilla, que tanto esfuerzo y paciencia cuesta, pero el resultado ahí queda…elegante.
Los tiradores simplemente una buena limpieza y un barniz, para que más.
Vamos con el paragüero:
Procedencia: Traperos
Estado: No estaba para enamorar
Pero dentro del estilo rústico de nuestro recibidor encajaba perfectamente. Simple, auténtico y cálido. La madera nunca falla.
Las manchas que se ven en la parte superior eran de pintura y necesitaron mucha lija para desaparecer.
Una vez conseguido el reto, lo demás era fácil, como no, goma-laca, pero esta vez aplicada con brocha, la diferencia con otros barnices salta a la vista, porque la goma-laca penetra en la madera en vez de depositarse sobre ella, seca rápidamente, protege bien la madera y tiene larga duración.
Y por último un pequeño pero contundente mueble tipo castellano, ya en desuso, fabricado para tapar unos contadores de luz.
Esta vez no había desperfectos, estaba perfectamente conservado, pero había que dar una nota de color entre tanta madera y elegimos el verde que siempre aporta frescura.
La pintura utilizada es de las llamadas a la tiza, la ventaja es que no necesita ningún tipo de imprimación, el resultado no a todo el mundo convence, pero para estilo rústico o provenzal el acabado está muy logrado.
Las imágenes de las flores en los cuarterones aligeran el efecto visual.
A la vez que acentúan el toque artesano que define esta decoración.
Falta un último paso que aporta calidez y belleza, la cera.
Una sola pieza antigua, recuperada o reciclada dará ese toque acogedor y personal.
Que tal el verano? Ya veo que seguis siendo tan artistas, me ha encantado el mueble ya lo creo que merece la pena el esfuerzo.
Un abrazo
Mª Carmen
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Vendes el paragüero???
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Siento mucho no tener ninguno en estos momentos. El que ves, hace tiempo que tiene hogar.
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