NI falda tubo, ni acampanada, plisada tampoco…
ni de algodón, ni de terciopelo ni de raso.
Llegó la canícula estival
y
nuestra dama decidió destaparse.
Con colores románticos, suaves…
tal vez para no olvidar los recuerdos…,
la nostalgia….
Seguiré disfrutando de esos ratos
añorando los cromos de la niñez.
Todos los cambios, aún los más ansiados,
llevan consigo, cierta melancolía.
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